joi, 28 aprilie 2016

Que se levanten los muertos (Carmen del Río Bravo)



Que se levanten los muertos.
Ya que los vivos no parecen estarlo
que se levanten los muertos.
Pero no sólo a quiénes descerrajaron un tiro.
No sólo a los que fusilaron ante un pelotón.
No sólo quiénes murieron luchando
             por lo que creían o por lo que tocaban
en la guerra que los otros inventaron.
No sólo a los que mataron en las cárceles.
No sólo esos.
No.
Sino también
que se levanten también aquellos
a los que mataron la vida,
sobre todo aquellas a las que robaron
             la ilusión y la esperanza,
a las que robaron la posibilidad
             sólo atisbada
             de ser ellas.
Que se levanten aquellos
aquellos muertos
             que dejaron de enseñar,
             que dejaron de vivir,
aquellos muertos que volvieron a estar casados
             con hombres o mujeres
             con los que no querían;
aquellos hombres a los que les quitaron
             el pan, el sueño y la palabra.
Que se levanten todos.
Que se levanten todos
y por fin sin paciencia y con ira
les crucen la cara
en un gesto de duelo,
             de duelo por sí,
             de duelo por nosotros,
                          por sus hijos e hijas y nietos y nietas;
que les crucen la cara
a éstos
             que nunca dejaron de estar levantados;
a éstos
             que no sólo ganaron las armas
             sino que además de robarnos la historia
quieren volver a quitarnos el futuro.
Que se levanten los muertos.
Que se levanten los muertos
porque vivos y vivas
parecen estar
             debajo de un montón de paletadas
                          de tierra
                          de tierra yerma.
Que se levanten los muertos,
que los arrinconen y les recuerden
             ellos ya  muertos
             sin nada que perder
             sin nada que ganar
a los hijos y las hijas y los nietos y las nietas de esos otros
cuál es el espacio en que debieran estar
ellos que nacieron muertos.

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