joi, 22 septembrie 2016

No es el amor quien muere... (Luis Cernuda)

No es el amor quien muere,
somos nosotros mismos.


Inocencia primera
Abolida en deseo,
Olvido de sí mismo en otro olvido,
Ramas entrelazadas,
¿Por qué vivir si desaparecéis un día?


Sólo vive quien mira
Siempre ante sí los ojos de su aurora,
Sólo vive quien besa
Aquel cuerpo de ángel que el amor levantara.


Fantasmas de la pena,
A lo lejos, los otros,
Los que ese amor perdieron,
Como un recuerdo en sueños,
Recorriendo las tumbas
Otro vacío estrechan.


Por allá van y gimen,
Muertos en pie, vidas tras de la piedra,
Golpeando la impotencia,
Arañando la sombra
Con inútil ternura.


No, no es el amor quien muere.

miercuri, 14 septembrie 2016

Pontoneros (René Char)



Dos orillas necesita la verdad: una para nuestra ida, otra para su regreso. Caminos que beban sus brumas. Que guarden intactas nuestras risas felices. Que, incluso rotos, sigan siendo salvadores para nuestros hermanos que nadan en aguas heladas.

duminică, 11 septembrie 2016

Poetas (Antonio Deltoro)

Una secta obsesiva,
sonámbula,
esdrújula,
que gira
como una nube
de mosquitos
iluminada
por un foco
encendido
noche y día:
una imagen,
una mujer,
un verso.


Sus adeptos consideran
que hacer un poema
es una hazaña
y un lector, un milagro
que se suma a sus giros;


allá ellos:

acabarán chamuscados.

joi, 8 septembrie 2016

Mensaje de Robinson a todos los náufragos (Irene Sánchez Carrón)



No hay certezas detrás de tanta espera.

Náufragos que pobláis cualquiera de las islas
de este mar de silencio, transcurridos los años,
admitid de una vez que habéis sido olvidados.

Quizá pasaron barcos o pudieron ser sueños.
Escuchasteis canciones hechas de blanca espuma
que venían de lejos a embriagar los sentidos.

No miréis más el agua. El mar no es salvación,
sino vuestra locura. Las olas nada ofrecen.
Perdida ya la fe, no miréis más al mar.

Dirigid vuestros pasos sin dudar tierra adentro,
sin añorar más suerte. Dominad vuestras islas,
preparad la cosecha y recibid los frutos.

Levantad vuestra casa sobre firmes cimientos,
como si en ella hubierais de estar hasta la muerte,
esperada visita que arribará a la costa.

Cercioraos de estar completamente solos
y ordenad la soledad sin rabia o desaliento,
como si nadie hubiera de encontraros jamás.