miercuri, 29 ianuarie 2014

Oda a España (Joan Maragall)

Escolta, Espanya, — la veu d’un fill
que et parla en llengua — no castellana:
parlo en la llengua — que m’ha donat
la terra aspra;
en ‘questa llengua — pocs t’han parlat;
en l’altra, massa.

T’han parlat massa — dels saguntins
i dels qui per la pàtria moren;
les teves glòries — i els teus records,
records i glòries — només de morts:
has viscut trista.

Jo vull parlar-te — molt altrament.
Per què vessar la sang inútil?
Dins de les venes — vida és la sang,
vida pels d’ara — i pels que vindran;
vessada, és morta.

Massa pensaves — en ton honor
i massa poc en el teu viure:
tràgica duies — a mort els fills,
te satisfeies — d’honres mortals
i eren tes festes — els funerals,
oh trista Espanya!

Jo he vist els barcos — marxar replens
dels fills que duies — a que morissin:
somrients marxaven — cap a l’atzar;
i tu cantaves — vora del mar
com una folla.

On són els barcos? — On són els fills?
Pregunta-ho al Ponent i a l’ona brava:
tot ho perderes, — no tens ningú.
Espanya, Espanya, — retorna en tu,
arrenca el plor de mare!

Salva’t, oh!, salva’t — de tant de mal;
que el plor et torni feconda, alegre i viva;
pensa en la vida que tens entorn:
aixeca el front,
somriu als set colors que hi ha en els núvols.

On ets, Espanya? — No et veig enlloc.
No sents la meva veu atronadora?
No entens aquesta llengua — que et parla entre perills?
Has desaprès d’entendre an els teus fills?
Adéu, Espanya!

(Visions i cants. 1898)


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Escucha, España, la voz de un hijo
que te habla en lengua no castellana;
hablo en la lengua que me ha legado
la tierra áspera;
en esta lengua pocos te hablaron;
en la otra, demasiado.

Demasiado de los saguntinos
y de los que mueren por la patria;
y por tus glorias y tus recuerdos,
recuerdo y gloria de cosas muertas,
triste has vivido.

De distinta manera quiero hablarte.
¿Por qué derramar la sangre inútil?
La sangre es vida, si está en las venas,
vida hoy, vida para los que vengan;
vertida, es muerte.

Demasiado pensaste en tu honor
y escasamente en tu vida:
tus hijos, trágica, diste a la muerte.
Mortales honras te satisfacían;
tus fiestas eran tus funerales,
¡oh triste España!

Yo vi barcos zarpar repletos
de hijos que a la muerte entregabas:
sonriendo iban hacia el azar,
y tú cantabas junto a la mar
como una loca.

¿Dónde tus barcos? ¿Dónde tus hijos?
Pregúntalo al Poniente, a la ola brava:
perdiste todo, a nadie tienes.
¡España, España, vuelve en ti,
rompe el llanto de madre!

Sálvate, sálvate de tantos males;
que el llanto te haga alegre, fecunda y viva;
piensa en la vida que te rodea;
alza la frente,
sonríe ante los siete colores del iris.

¿Dónde estás España, dónde que no te veo?
¿No oyes mi voz atronadora?
¿No comprendes esta lengua que entre peligros te habla?
¿A tus hijos no sabes ya entender?
¡Adiós, España!

luni, 20 ianuarie 2014

Tú no sabe inglé (Nicolas Guillén)

Con tanto inglé que tú sabía,
Bito Manué,
con tanto inglé, no sabe ahora
desí ye.

La mericana te buca,
y tú le tiene que huí:
tu inglé era de etrái guan,
de etrái guan y guan tu tri.

Bito Manué, tú no sabe inglé,
tú no sabe inglé,
tú no sabe inglé.

No te namore ma nunca.
Bito Manué,
si no sabe inglé,
si no sabe inglé.

joi, 16 ianuarie 2014

Cuando muere un poeta (Silvia Delgado Fuentes)


Cuando muere un poeta no pasa nada, apenas ni nos damos cuenta,
ni la lluvia  queda quieta,
ni las estrellas se descuelgan,
ni los niños dejan de jugar a la rayuela.
Nada. No pasa nada.
Todos los días nos morimos.
Limosneros de pan y de ternura,
dejamos la vida como si tal cosa.
Como dejamos los poemas sobre mesas,
o en paredes o en plazas donde se amontonan
las huellas de los besos y de las quejas.
No pasa nada cuando nos morimos,
porque somos muchos muriéndonos clandestinos,
en lugares sombríos de humanidad,
porque somos tantos,
tantos los poetas que vamos muriéndonos
huérfanos, errantes, solitarios.
 Amados desde distancias remotas,
odiados por tener voz y estrofas,
aislados en un mundo  hostil que
nos lleva de cabeza.
Nada pasa, nada.
O sí pasa.
Ocurre que si muere un poeta
cerca del fuego y de las lágrimas,
cerca de la sequía  y de las guerras,
cerca de la memoria y de las picanas,
la muerte secuestra una garganta insomne.
Cundo muere un poeta  y muere gritando a la barbarie
calla la voz vigilante de quien quiso vivir

en pie,
en paz,
eternamente.

Ilustración: Kalvellido

miercuri, 15 ianuarie 2014

El juego en que andamos (Juan Gelman)

Si me dieran a elegir, yo elegiría
esta salud de saber que estamos muy enfermos,
esta dicha de andar tan infelices.
Si me dieran a elegir, yo elegiría
esta inocencia de no ser un inocente,
esta pureza en que ando por impuro.
Si me dieran a elegir, yo elegiría
este amor con que odio,
esta esperanza que come panes desesperados.
Aquí pasa, señores,
que me juego la muerte.

joi, 9 ianuarie 2014

Memorias de la memoria (Octavio Fernández Zotes)

Algo en el ámbito turbaba los semblantes.
Eran tiempos de juegos de nieves y carámbanos; era el frío en abstracto sobre el año cuarenta.
Sonaban nombres de hombres cesados y borrados del catálogo.
Unas fechas confusas en que todo se oía en voz baja y nada se sabía a ciencia cierta. Eran tiempos de puertas selladas, palabras a media asta.
Sólo el llanto entrecortado de mujeres arrugadas rasgaba los sigilos.
Cual si todo fuese nada, el mutismo. Como si fuera todo un juego presidido por el miedo y el silencio.
Nos contaron que era santo y que aquello nos salvaba, como si fuera fácil, como si fuera un cuento de hadas bendiciendo nuestras almas.
Prietas las filas, recias, marciales, cantábamos marchas aguerridas a la puerta de la escuela.
No era nada, nos decían, eran recreos convenientes para que los niños jugasen a batallas.
Ocultaban que las cosas eran otras, eran serias… Éramos niños jugando a un escondite de mentiras o de verdades a medias.
Era un juego de frío entre tinieblas. Era enero. Era un páramo en la tierra y en el alma.
Sabañones en las manos y vacías las senaras mal sembradas de una mente que asomaba.

En las horas diáfanas
ayudábamos al abuelo en las labores de los árboles del huerto, y era un juego.
Eran juegos los arados y los trillos y mulas en la cuadra.
Cacareo de gallinas y los gruñidos del cerdo, eran fiestas. El tocino frío que sobró de mediodía nos servía de merienda

Aprendimos a leer a la sombra de candiles, como en un juego de aceite. Un juego de luces y de sombras vacilantes.
Aprendimos de memoria el catecismo y era un juego de palabras.
Paseábamos un hambre racionable, como juego peligroso, admisible, administrable..
(Estaban racionadas las ideas, los garbanzos…).

En el año cuarenta y… la muerte vino a vernos con nocturna alevosía.
El fonema mamá se borró del silabario.
Se apagaron las luces en todos los candiles.
El fuego del hogar se hizo pajizo. Era el día más frío del invierno.

Y ya todo fue un trapo negro en la solapa y una lluvia de luto en el cerebro.
La soledad se hizo crónica y plomiza y dejo tinta el alma, empecinada.

Hoy quisiera jugar al juego del olvido, mas he olvidado dónde el olvido habita.

(Yo estaba allí y es por eso
que reniego de de los cuentos que me cuentan o de historias amañadas)

marți, 7 ianuarie 2014

El maltratador de mujeres (Anne Sexton)

Esta noche habrá suciedad en el tapiz
y sangre en la salsera además.
El maltratador de mujeres ha salido,
el maltratador de niños ha salido
comiendo suciedad y bebiendo balas de una copa.
Él se acerca y se aleja
de la ventana de mi estudio,
mascando pequeños trozos rojos de mi corazón.
Sus ojos relampaguean como un pastel de aniversario
y él saca pan de una roca.

Ayer se movía
en el mundo como un hombre.
Era recto y conservador
pero algo evasivo, algo contagioso.
Ayer me construyó un país
y extendió una sombra donde yo podía dormir.
Pero hoy un ataúd para la virgen y el niño,
hoy dos mujeres en trajes de niñas serán carne picada.

Besará con una lengua como navaja de afeitar,
a la madre, al niño,
y nosotros tres pintaremos las estrellas de negro,
en memoria de su madre
que lo mantuvo encadenado al árbol del comedero,
o lo abría y cerraba igual que un grifo de agua
e hizo de las mujeres durante estos años nebulosos
el enemigo con un corazón de mentiras.

Esta noche todos los perros rojos se echan miedosos
y mujer y niña se agarran una a la otra
hasta que sean asesinadas.

sâmbătă, 4 ianuarie 2014

Malos tiempos para la lírica (Bertolt Brecht)

Ya sé que sólo agrada
quien es feliz. Su voz
se escucha con gusto. Es hermoso su rostro.

El árbol deforme del patio
denuncia el terreno malo, pero
la gente que pasa le llama deforme
con razón.

Las barcas verdes y las velas alegres de Sund
no las veo. De todas las cosas,
sólo veo la gigantesca red del pescador.

¿Por qué sólo hablo
de que la campesina de cuarenta años anda encorvada?
Los pechos de las muchachas
son cálidos como antes.

En mi canción, una rima
parecería casi una insolencia.

En mí combaten
el entusiasmo por el manzano en flor
y el horror por los discursos del pintor de brocha gorda.
Pero sólo esto último
me impulsa a escribir.

joi, 2 ianuarie 2014

Soneto LXI (Lope de Vega)

Ir y quedarse, y con quedar partirse,
partir sin alma, e ir con alma ajena,
oír la dulce voz de una sirena
y no poder del árbol desasirse;

arder como la vela y consumirse,
haciendo torres sobre tierna arena;
caer de un cielo, y ser demonio en pena,
y de serlo jamás arrepentirse;

hablar entre las mudas soledades,
pedir prestada sobre fe paciencia,
y lo que es temporal llamar eterno;

creer sospechas y negar verdades,
es lo que llaman en el mundo ausencia,
fuego en el alma, y en la vida infierno.



Ilustración: Ulises y las sirenas, de John William Waterhouse