vineri, 25 octombrie 2019

Y sin embargo (Silvia Delgado Fuentes)


Y sin embargo, nos morimos.
Atravesamos la vida a veces sin victorias,
como si la ternura fuera un lugar remoto,
como si el amor fuera un cáliz vacío,
como si la caricia fuera un maleficio.
Y nos morimos, a veces
con los huesos atrofiados,
a veces con la piel sedienta,
a veces con el corazón
muerto antes de morirse.

Y nos morimos, si,
en las cuencas de los ríos,
en los cielos infinitos,
en alcobas solitarias,
abrazados a nosotros mismos.

Nos morimos.
Si acaso, algunos, los más afortunados,
viven más allá
de sus pulcras sepulturas,
sin nombres propios,
sin grandes logros.

Viven después de la muerte aunque pasen siglos.
Viven porque antes de morirse
soñaron sueños posibles.

Ilustración: Juan Kalvellido.

miercuri, 22 mai 2019

Sobre la tierra (Forugh Farrojzad)


Nunca he deseado
ser una estrella en el espejismo del cielo,
o, como los espíritus de sus excelencias,
codearme en silencio con los ángeles.
Nunca me separé de la tierra.
No he tratado con las estrellas.
Piso tierra firme.
Mi ser, como el tallo de una planta,
absorbe el viento, el sol y el agua
para vivir.

Fértil de deseo.
Fértil de dolor,
piso tierra firme
para que las estrellas me alaben,
para que me acaricien las brisas.

Miro desde mi ventana.
No soy más que el eco de una melodía.
No soy eterna.
No busco más que el eco de una melodía.
El grito de placer es más limpio
que el silencio nacido del luto.
No busco mi nido
en el cuerpo del rocío
sobre el lirio de mi cuerpo.

En la pared de la cabaña de la vida,
con las letras negras del amor
la gente que pasaba
pintó cosas:
el corazón traspasado por la flecha,
la vela volcada,
pálidos puntos silenciosos
en las letras temblorosas de la locura.
Cada labio que llegó a los míos
fecundó una estrella
al sentarse en mis noches
sobre el río de mis recuerdos.
¿Por qué desear estrellas?

Esta es mi melodía.
Encantadora, plácida,
nunca fue más que eso.

joi, 25 aprilie 2019

Con dignidad (Yevgueni Yevtushenko)


Con dignidad. Lo principal es recibir
con dignidad los tiempos que sean,
cuando la época se estanque
o se enturbie hasta el fondo.

Con dignidad, lo principal, con dignidad
para que los distribuidores de dádivas
no te conduzcan hasta el establo
y no te atasquen con heno la boca.

El miedo de los tiempos es la caída.
No malgastes tu alma en cobardía,
sino prepárate para la pérdida
de todo lo que te espanta perder.

Si ya todo está hecho trizas
hasta un extremo imposible de prever
recuérdate a ti mismo esta pequeñez:
“También esto hay que sufrir”.

marți, 26 martie 2019

Cuenco de nieve nutritiva (Vasko Popa)


Los combatientes del ejército de los pobres
Se quitaron sus uniformes
Ataron perniles y mangas
Y fabricaron sacos

Cargaron sobre sus espaldas
Semillas para cultivo
Al pueblo guerrero de Nanivan

Del sediento valle
Hicieron un mar de arroz
Del Norte hicieron Sur

Y esta noche aquí encima del cuenco
Lleno de nieve nutritiva
Circulan sus recuerdos

Vivíamos en cuevas
En el cielo de Nanivan

Yenán, 1980

luni, 18 martie 2019

Abecedario de armas (Vasko Popa)


Hoces de madera rasguñan letras
En el pedazo del suelo liberado

Machetes graban letras
En la corteza de los árboles
Que juraron el voto del silencio

Las metralletas se abrazan en la hierba
Y forman letras

Los guerrilleros de Salvador
Dan breves cursos
De alfabetización

En la calma entre dos batallas
Contra los cazadores de cabezas humanas

1982

joi, 7 martie 2019

Anselmo Antonio Vilar (Silvia Delgado Fuentes)


(Anselmo Antonio Vilar mantuvo apagado el faro de Torre del Mar, Málaga, para dificultar que los aviones y barcos pudieran ubicarse y localizar a la población que huía de los fascistas.

Vilar salvó a muchas personas de las ametralladoras y de las bombas pero su decisión le costó la vida. Pocos días después de la entrada de las tropas nacionales fue fusilado junto a las paredes del cementerio veleño.)

Atrás fue quedando el ruido de la muerte y las pedradas.
El plomo reventaba a aquellos que corrían a buscar vida en Almería.
Por miles huían.
Por miles.

Aviones y cruceros
aguardaban pacientes el haz de luz poderoso
que iluminara los rostros de pánico,
que iluminara la piel en carne viva,
que iluminara los bultos desarmados
que morirían.

Pero no fue aquella noche como otras noches harapientas.
No eran navegantes y la luz podía ser una condena nueva para aquellos que venían esquivando otras condenas.

Por eso Anselmo no hizo bien su oficio y dejó apagado el faro. Porque no podía ser también culpable.
Porque aquel paisaje oscuro le hizo temblar el corazón hasta negarse a guiar con su lámpara a los verdugos que acechaban con la mira.
Y se puso a llorar como sólo lloran los hombres decentes.
Y lloró hasta la madrugada intentando frenarla y que nunca amaneciera.
Y lloró Anselmo solo y a oscuras
y lloró Anselmo toda su tristeza
y lloró horas eternas porque sabía que al alba no podría apagar el sol
y la muerte renacería.

A Anselmo lo ejecutaron después por no haber puesto luz sobre las víctimas.
Dicen que no le importó, que no le dolieron los disparos,
que para él fue mejor morir que vivir sin ser humano.