En las actuales condiciones del mundo, la patria para los trabajadores sólo existe en aquellos países donde los trabajadores conquistaron el poder.
Los trabajadores soviéticos tienen patria, y los chinos, y los polacos, y los vietnamitas, y los cubanos.
En las sociedades divididas en clases (o sea en el llamado "mundo libre") en los países donde hay pobres y ricos (o sea en el llamado "occidente cristiano") la patria es para los explotadores el lugar donde ejercen principalmente su explotación (o sea donde tienen el "asiento principal de sus negocios") y para los explotados el lugar donde los explotan.
Esta situación tuvo desde, luego, una historia y en ella surgieron himnos y banderas y héroes y sentimientos: de todo ello se apropiaron los explotadores y construyeron una gran máscara para engañar a nuestros ojos y a nuestro corazón.
Los trabajadores, los pobres salvadoreños; los trabajadores, los pobres hondureños; los trabajadores, los pobres guatemaltecos; no tienen patria.
Aunque toda la riqueza nacional fue labrada con su sangre y el sudor de sus pueblos, de sus trabajadores, El Salvador, Honduras, Guatemala, son patria únicamente de los dueños de la patria, propiedad de los dueños de la sangre y el sudor de los pueblos.
Los explotadores son tan dueños de esas patrias que cuando su contradicciones se hacen críticas echan a pelear entre sí a sus respectivos pobres. Así defienden por la fuerza su interés y al mismo tiempo dividen a los pobres que cada día están más solos, cantando el himno nacional y agitando la bandera, en la fría noche de la patria ajena.
Los trabajadores y los pobres solo tienen un medio para tener patria: hacer la revolución.
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