Mejor que se desgarre
cada fibra, que la ira fluya
desatada, la sangre empapando, vívida,
el sofá, la alfombra, el suelo,
mientras el calendario con forma de serpiente
me asegura que estás
a un millón de verdes condados de aquí;
mejor eso que quedarme aquí sentada, muda,
convulsionándome así bajo las espuelas de los astros,
con la mirada perdida, echando pestes,
maldiciendo todas y cada una de las veces
que nos despedimos, que los trenes partieron
arrancando a esta loca, estúpida magnánima
de su único reino.
(1956)
Niciun comentariu:
Trimiteți un comentariu