El cuello femenino tiene una entrada sin salida donde se mide la tierra. Mueve el dónde, el cómo, el qué de recuerdos que copia el aliento. ¿Está el cielo imperfecto ahí? ¿Estás ahí, amor, cerca? ¿Y qué es lo real cuando el significado del dolor es un dolor más? Cuerpo ciego del mundo, oh mundo, que mezcla sueños tirados en la calle donde sentir es un delito cuando pasa la noche sin nosotros dos.
Ojalá que los dioses me abandonaran. Todos. Despertarme, de pronto, desprovista de mapas, limpia de certidumbres añosas, despojada de falacias y fábulas, desnuda de pronombres y atuendos de palabras -sobre todo. ---------------Ojalá que los dioses, corteses, todos me abandonaran.
Ya no será ya no no viviremos juntos no criaré a tu hijo no coseré tu ropa no te tendré de noche no te besaré al irme nunca sabrás quien fui por qué me amaron otros. No llegaré a saber por qué ni cómo nunca ni si era de verdad lo que dijiste que era ni quién fuiste ni qué fui para ti ni cómo hubiera sido vivir juntos querernos esperarnos estar. Ya no soy más que yo para siempre y tú ya no serás para mí más que tú. Ya no estás en un día futuro no sabré dónde vives con quién ni si te acuerdas. No me abrazarás nunca como esa noche nunca. No volveré a tocarte. No te veré morir.