Blues de la furgoneta azul y de la furgoneta roja (Felipe Benítez Reyes)
Soñaba a menudo con ella.
Su color era azul en esos sueños.
Cuando tuve dinero suficiente
para poder comprarla,
la única que había en el negocio
de ocasión de Charlie Cotton
era del color rojo, el de la sangre.
“Espero que no sea ningún augurio”,
me dije –porque soy supersticioso.
Ahora, cuando voy por ahí
en mi furgoneta color rojo de sangre,
sueño con mi soñada furgoneta azul.
Porque la vida es eso:
soñar con una furgoneta de color azulado
y acabar conduciendo,
por una carretera desconocida,
una furgoneta tan roja
que parece una herida en el desierto.
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