Vamos andando vamos
rodando deslizándonos
girando finamente
en una grave danza condenada.
Vamos riendo vamos
peleando haciendo nudos
completamente locos
olvidando olvidados
de que es un vuelo ciego
y vano y espantoso
sin vasos cigarrillos ni amables azafatas.
Cómo no se oyen gritos de socorro
no suben como un vaho los aullidos
de tantos condenados
cómo pueden vivir pelear reírse
mientras vértigo
danza
vuelo fatal y ciego
vamos por los espacios
por esa extraña noche
dando vueltas
cayendo
dibujando las últimas volutas
de una espiral terrible.
Me he quedado sin pulso y sin aliento
separado de ti. Cuando respiro,
el aire se me vuelve en un suspiro
y en polvo el corazón de desaliento.
No es que sienta tu ausencia el sentimiento.
Es que la siente el cuerpo. No te miro.
No te puedo tocar por más que estiro
los brazos como un ciego contra el viento.
Todo estaba detrás de tu figura.
Ausente tú, detrás todo de nada,
borroso yermo en el que desespero.
Ya no tiene paisaje mi amargura.
Prendida de tu ausencia mi mirada,
contra todo me doy, ciego me hiero.
Hacia la madrugadame despertó de un sueño dulceun súbito dolor,un estileteen el tercer espacio intercostal derecho.Fino, fino,iba creciendo y en largos arcos se irradiaba.Proyectaba raíces, que, invasoras,se hincaban en la carne,desviaban, crujiendo, los tendones,perforaban, sin astillar, los obstinados huesos, durísimosy de él surgía todo un cielo de ramasoscilantes y aéreas,como un sauce juvenil bajo el viento,ahora iluminado, ahora torvo,según los galgos-nubes galopan sobre el campoen la mañana primaveral.Sí, sí, todo mi cuerpo era como un sauce abrileño,como un sutil dibujo,como un sauce temblón, todo delgada tracería,largas ramas eléctricas,que entrechocaban con descargas breves,entrelazándose, disgregándose,para fundirse en nódulos o abrirseen abanico.¡Ay!Yo, acurrucado junto a mi dolor,era igual que un niñito de seis añosque contemplara absortoa su hermano menor, recién nacido,y de pronto le vieracrecer, crecer, crecer,hacerse adulto, crecery convertirse en un gigante,crecer, pujar, y ser ya cual los montes,pujar, pujar, y ser como la vía láctea,pero de fuego,crecer aún, aún,ay, crecer siempre.Y yo era un niño de seis añosacurrucado en sombra junto a un gigante cósmico.Y fue como un incendio,como si mis huesos ardieran,como si la médula de mis huesos chorreara fundida,como si mi conciencia se estuviera abrasando,y abrasándose, aniquilándose,aún incesantementese repusiera su materia combustible.Fuera, había formas no ardientes,lentas y sigilosas,frías:minutos, siglos, eras:el tiempo.Nada más: el tiempo frío, y junto a él un incendiouniversal, inextinguible.Y rodaba, rodaba el frío tiempo, el impiadoso tiempo sin cesar,mientras ardía con virutas de llamas,con largas serpientes de azufre,con terribles silbidos y crujidos,siempre,mi gran hoguera.Ah, mi conciencia ardía en frenesí,ardía en la noche,soltando un río líquido y metálicode fuego,como los altos hornosque no se apagan nunca,nacidos para arder, para arder siempre.
No vengas ahora. (No vengas ahora,
aunque es de noche.)
Huye.
Hay días malos, días que crecen
en un charco de lágrimas.
Escóndete en tu cuarto y cierra la puerta y haz un nudo en la llave,
y mírate desnuda en el espejo, como
en un charco de lágrimas.
A la orilla del mar me persigue tu boca
y retumban tus pechos y tus muslos me mojan las manos,
en un charco de lágrimas.
Me acuerdo de que una vez me mordiste los ojos.
Se te lleno la boca de pus y hiel; pisabas
en un charco de lágrimas.
Despréciame. Imagíname convertido en una rata gris,
sucia, babeante, con las tripas esparcidas
en un charco de lágrimas.
El mar no es más que un pozo de agua oscura,
los astros sólo son barro que brilla,
el amor, sueño, glándulas, locura,
la noche no es azul, es amarilla.
Los astros sólo son barro que brilla,
el mar no es más que un pozo de agua amarga,
la noche no es azul, es amarilla,
la noche no es profunda, es fría y larga.
El mar no es más que un pozo de agua amarga,
a pesar de los versos de los hombres,
el mar no es más que un pozo de agua oscura.
La noche no es profunda, es fría y larga;
a pesar de los versos de los hombres,
el amor, sueño, glándulas, locura.