miercuri, 23 noiembrie 2011

Apagamos las manos... (José Hierro)


Apagamos las manos. Dejamos encima del mar marchitarse la luna
y nos pusimos a andar por la tierra cumplida de sombra.
Ahora ya es tarde. Las albas vendrán a ofrecernos sus húmedas flores.
Ciegos iremos. Callados iremos, mirando algo nuestro que escapa
hacia su patria remota.
(Nuestro espíritu debe de ser, que cabalga
sobre las olas.)

Ahora ya es tarde. Apagamos las manos felices
y nos ponemos a andar por la tierra cumplida de sombra.
Hemos caído en un pozo que ahoga los sueños.
Hemos sentido la boca glacial de la muerte tocar nuestra boca.

Antes, entonces, con qué gozo ardiente,
con qué prodigioso encenderse de aurora
modelamos en nieblas efímeras, en pasto de brisas ligeras,
nuestra cálida hora.
Y cómo apretamos las ubres calientes. Y cómo era hermoso
pensar que no había ni ayer, ni mañana, ni historia.

Ahora ya es tarde; apagamos las manos felices
y nos ponemos a andar por la tierra cumplida de sombra.
Cómo errar por los años, como astros gemelos, sin fuego,
como astros sin luz que se ignoran.
Cómo andar, sin nostalgia, el camino, soñando dos sueños distintos
mientras en torno el amor se desploma.

Ahora ya es tarde. Sabemos. Pensamos. (Buscábamos almas.)
Ahora sabemos que el alma no es piedra ni flor que se toca.
Como astros gemelos y ajenos pasamos, sabiendo
que el alma se niega si el cuerpo se niega.
Que nunca se logra si el cuerpo se logra.

Dejamos encima del mar marchitarse la luna.
Cómo errar, por los años, sin gloria.
Cómo aceptar que las almas son vagos ensueños
que en sueños tan sólo se dan, y despiertos se borran.
Qué consuelo ha de haber, si lograr una gota de un alma
es pretender apresar el latir de la tierra, desnuda y redonda.

Estamos despiertos. Sabemos. Como astros soberbios, caídos,
sentimos la boca glacial de la muerte tocar nuestra boca.

vineri, 18 noiembrie 2011

Desmesura (Francisca Aguirre)


A Javier Statié
Dijo que no. Y el Tiempo se quedó sin tiempo.
Luego, la vida hizo una pausa
y todo pareció recomponerse
como esos acertijos infantiles
en los que sólo falta una palabra,
una palabra necesaria y rara.
Pero dijo que no. Cerró los labios
y escuchó el gorgoteo de las sílabas
luchando por vivir a la intemperie.
Dijo que no. Y el tiempo oyó el silencio.
Luego, la vida hizo una pausa.
Y todo fue distinto: el dolor fue
más cauto, más sensato,
la lujuria lloró en su madriguera.
Y el tiempo inauguró sus máscaras:
hubo un pequeño espanto en los rincones,
temblaron los espejos agobiados
defendiendo impotentes el azogue.
Los pájaros callaron esa tarde
y la luna brilló blanca y sin manchas.
Ardió la noche como vieja tea
con la absurda avaricia de la muerte,
con su luto distante y pegajoso,
y un rencor resabiado y carcomido
descargó como lluvia en el desierto.
Entonces, sólo entonces,
oyó a su corazón ladrando
y se volvió despacio a los espejos
y los vio tiritar con mucho frío
y pedir compasión desde su escarcha.
Y no supo qué hacer con tanta desmesura:
cerró los labios y escuchó al silencio.

© Francisca Aguirre (Premio Nacional de Poesía 2011)

luni, 14 noiembrie 2011

El Jardín del Amor (William Blake)


Me dirigí al Jardín del Amor,
y observé lo que nunca viera:
una capilla habían construido en su centro,
allí donde yo solía jugar rodeado de verdor.

Las puertas de la capilla estaban cerradas
y escrito en la puerta se leía: “No lo harás”,
de modo que presté atención al Jardín del Amor,
que tantas amables flores ofreciera.

Y vi que estaba cubierto de sepulcros,
y lápidas se erguían donde flores debieran crecer.
Sacerdotes de hábito negro cumplían sus rondas,
enlazando con espinas mis sueños y anhelos.

Ilustración: El jardín del amor, de Peter Paul Rubens.

sâmbătă, 5 noiembrie 2011

Grido (Antonia Pozzi)


Grido

Non avere un Dio
non avere una tomba
non avere nulla di fermo
ma solo cose vive che sfuggono -
essere senza ieri
essere senza domani
ed acciecarsi nel nulla –
- aiuto –
per la miseria
che non ha fine –

Grito

No tener un Dios
no tener una tumba
no tener nada firme
sólo cosas vivas que huyen—
ser sin pasado
ser sin futuro
y cegarse en la nada—
—ayuda—
por la miseria
que no tiene fin—

vineri, 4 noiembrie 2011

Tentativa de celos (Marina Tsvatáieva)


¿Cómo te va la vida con otra?
Más fácil, ¿verdad?
Golpe de remo. ¿Cuándo -¿pronto?-
por un puente seguro se alejó de ti el recuerdo
de mí, una isla que flota?
(En el cielo, no en el agua.) Almas. No amantes,
sino hermanas son nuestras almas.

¿Cómo te va junto a una simple mujer? ¿Sin divinidad alguna?
Tras haber derrocado a tu reina (tú mismo privado del trono)

¿cómo vives? ¿te preocupas?
¿te enfadas? ¿Cómo estás al levantarte? Con ésa que te ha atado al cuello
su tributo inmortal, el tedio,

¿cómo te va, pobrecito mío?
"-Estoy harto de convulsiones, de dolor: voy a agenciarme un hogar."
¿Cómo te va con cualquiera,
a ti, que fuiste elegido por mí?

¿Es la comida más comestible?
y si te cansa, mala suerte.
¿Cómo puedes vivir con un idolillo, tú, digno antes del Sinaí?

¿Cómo vives con ésa, tan distinta a nosotros?
¿Una extranjera, costilla de tu pecho?
¿ La vergüenza, ese azote de Zeus,
aún no te ha herido la frente?

¿Cómo te va la vida? ¿Estás sano? Y las musas, ¿te llaman aún a veces?
Y la dicha,
¿se hace ver? ¿Alguna vez? ¿Y esa llaga inmortal -la conciencia- qué, mi pobre?

¿Cómo vives con un producto
del mercado? ¿Pesa mucho?
Tras el mármol de Carrara,
¿cómo te va con una prótesis de yeso?

Del mismo bloque tallamos a Dios, para romperlo acto seguido.
¿ Va bien una cienmilésima,
para ti, que conociste a Lilit?

¿ Estás ya harto de esa mercadería novedosa? Cansado de mi magia
¿cómo te va con una mujer terrestre que carece de sextos sentidos?
Venga, con franqueza ¿sois felices? ¿No?
¿Cómo se vive en un abismo sin profundidad amor mío?
Cuesta, ¿verdad?

¿Te cuesta tanto como a mí con otro?

joi, 3 noiembrie 2011

Nunca (José Cereijo)


Nunca dormí en tus brazos.
Nunca me desperté de madrugada y vi el armario, la ventana, los libros,
o escuché el ruido de las cañerías, los pasos solitarios en la calle,
y pensé, incrédulo, que, puesto que todo aquello era real,
tú también debías serlo.
No supe a qué sabían tus labios, o tu risa.
No te vi desnudarte.
No supe ni sabré jamás cómo tus ojos, en el acto del amor, incendiaban la noche.
Esa ausencia es, lo sé bien, una mutilación irremediable;
es un triste muñón, que llevaré conmigo hasta la muerte.
También es, a su modo, forma y prueba de amor, de lúcido y humillado amor,
de devastado y verdadero amor, que ofrezco a tu recuerdo.

miercuri, 2 noiembrie 2011

Poema nº XII de “Melancolía de otoño” (Dulce María Loynaz)


Cuando a un hombre lo atacan fuerzas incontrastables y misteriosas, cuando un hombre se defiende en vano contra los más poderosos, cuando un hombre se mira acorralado, vencido, cobarde… Cuando un hombre no tiene la esperanza, cuando la espada está rota y derribado el escudo… Cuando un hombre tiene el pecho ensangrentado: ¿Verdad que aún le queda un último sagrado derecho: El derecho de Huir?...