marți, 24 mai 2011

Deserción (Oliverio Girondo)


SE fue el pasto,
el arroyo.
Se fueron los caballos.

Los árboles,
la casa,
los caminos se fueron.

La costa ya no estaba,
ni la mar,
ni la arena.

Me quedaban las nubes,
pero también partieron.

luni, 23 mai 2011

El leteo era un mar... (Idea Vilariño)


El leteo era un mar
como este otro
un agua helada y fuerte
que batía
que golpeaba su fuerza
y su frescura
contra la pisoteada alfombra
que traían los hombres.
Que le traigo.

(Las Toscas, 1954)

Ilustración: Takiyasha the Witch and the Skeleton Specter, de Utagawa Kuniyoshi.

joi, 19 mai 2011

Los cómplices (Gonzalo Rojas)


Te decía en la carta
que juntar cuatro versos
no era tener el pasaporte a la felicidad
timbrado en el bolsillo,
y otras cosas más o menos serias
como dándote a entender
que desde antiguamente soy tu cómplice
cuando bajas a los arsenales de la noche
y pones toda tu alma
y la respiración
perfectamente controlada,
por mantener en pie tus rebeliones
tus milicias secretas
a costa de ese tiempo perdido
en comerte las uñas, en mantener a raya
tus palpitaciones,
en golpearte el pecho por los malos sueños,
y no sé cuántas cosas más
que, francamente, te gastan la salud
cuando en el fondo
sabes que estoy contigo
aunque no te vea
ni tome desayuno en tu mesa
ni mi cabeza amanezca en tu pecho
como un niño con frío,
y eso no necesita escribirse.

vineri, 13 mai 2011

Las confortaciones de los santos auxilios (Roque Dalton)


I

(1932)

Agustín Farabundo Martí
dejó que lo abrazara
el cura con quien se había negado a confesarse
y caminó firmemente al paredón.

De pronto se volvió
y llamó a Chinto Castellanos,
secretario presidencial, quien lo había acompañado toda la noche
platicando y fumando puros
en la capilla ardiente.

-Dame un abrazo vos -le dijo en el oído-,
está fregado que sea de un cura tan intrigante
el último abrazo que me lleve de la vida.
-¿Y por qué yo? -Le dijo Chinto.
-Ah -le contestó Farabundo-, porque vas a ser uno de nosotros,
ya verás.

Y fue a ponerse frente al pelotón que lo fusiló.

II

(1944)

A Víctor Manuel Marín para poder fusilarlo
le tuvieron que poner unos burros de madera
(esos que se usan para poner la tabla de planchar)
por los sobacos.
En la tortura le habían fracturado las piernas
y los brazos y algunas costillas,
fuera de que le habían destripado un ojo
y machacado los testículos.

El mismo cura que no pudo confesar a Farabundo,
se le acercó a Víctor Manuel y le dijo:
“Hijo mío, vengo a reconfortarte el espíritu”.

Y aquél le contestó entre sus dientes rotos
y sus labios reventados:
“Es el cuerpo el que me flaquea, no el espíritu”.

Después lo fusilaron.

III

(1973)

Cada vez que leo en las páginas sociales
del Diario Hoy o de La Prensa Gráfica
esas lujosas esquelas mortuorias
de a doscientos colones o más
avisándonos que se murió un burgués
reconfortado con los santos auxilios
de nuestra religión católica,
pienso en todo lo que nos dicen esos dos muertos
que rechazaron esos confortos y auxiliaciones.

Roque Dalton (de “Las historias prohibidas de Pulgarcito”)

miercuri, 11 mai 2011

Moneda que está en la mano... (Antonio Machado)


Moneda que está en la mano
quizá se deba guardar;
la monedita del alma
se pierde si no se da.

Tristal cristeza (Carlos Edmundo de Ory)


En nombre de mi alma genero ondas sonoras
Lingüista del silencio sintónico poético
amo sus piros y mis terios fonológicos
Sin duda soy un lo un co malabárico
desatando las sílabas lavadas en la música
Nochemente en primera persona oigo yorar
y en el arrullo del silencio discrimino
los timbres inauditos de mi acústica estética
Tristoy tristestoy por eso hablo increíble
como un ángel borracho de onomatopeyas
Nunca el gastar palabras sellará lo sentir
No miento el sentimiento con voces mundanales
ni soy pico de oro ni poeta gramático
Todo soñar sonoro trae sorpresa y prodigio
y basta con llamar las cosas por sus cumbres
Mi cristeza me dicta fonemas suficientes
Hace ya mucho que mi alma es de tristal
Hoy reflejo los dichos de la lírica libre
La expresión de un ser vivo se inventa cada vez

Así que ese era el jardín de mandrágoras... (Marosa de Giorgo)


Así que ese era el jardín de mandrágoras. Estaba allí y no me había dado cuenta. Ese es el jardín de los ahorcados. Tironeé una mata, y sí, vi la raíz en forma de hombre. Corrí, loca de terror, al interior de las habitaciones, de donde por cierto, nunca me había movido. Así que ése era el jardín de los ahorcados. Por cada ahorcado, una mata. Pero, hurgué en mi memoria y no había señas. Busqué papel y pluma, mas los parientes demoraban tres años en contestar. Di un grito y fue inútil. Corrí hasta el fichero, el armario, y sólo había cajas de dulce y quesos de color rosa, o celestes, cada uno con un ratón en el interior. ¿Los periódicos? Nunca trajeron nada verdadero. Entonces, llamé a las empleadas: —Aline. Todas se llamaban Aline y tenían un par de alas minúsculas cerca del hombro. Les dije: —Díganme, ¿es verdad que los ahorcaron? Ellas se cubrieron el rostro, volaban, se deslizaban, sigilosamente, a ras del suelo.

marți, 10 mai 2011

Amor (Idea Vilariño)


Amor
desde la sombra
desde el dolor
amor
te estoy llamando
desde el pozo asfixiante del recuerdo
sin nada que me sirva ni te espere.
Te estoy llamando
amor
como al destino
como al sueño
a la paz
te estoy llamando
con la voz
con el cuerpo
con la vida
con todo lo que tengo
y que no tengo
con desesperación
con sed
con llanto
como si fueras aire
y yo me ahogara
como si fueras luz
y me muriera.
Desde una noche ciega
desde olvido
desde horas cerradas
en lo solo
sin lágrimas ni amor
te estoy llamando
como a la muerte
amor
como a la muerte.